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domingo, 16 de agosto de 2015

CUENTOS QUE NO SON CUENTOS
“EL DEMONIO SE ENCUENTRA DESESPERADO”
-Satanás anda desesperado hermano, y por lo mismo nadie debe parar, ¿acaso no te das cuenta?- Fue la respuesta que dio aquel miembro de la orden menor franciscana ante la pregunta que le hizo John S. Monroe, periodista, escritor, literato, agnóstico e intelectual quien escribía exitosamente para una de las más prestigiadas revistas londinenses.
-¿Por qué no se guarece como los demás y detiene su oración mientras pasa la tormenta? Fue la pregunta, cuando en la plaza de la basílica de San Pedro se desató una lluvia copiosa y por demás estruendosa. Misma que obligó a los fieles a retirarse de sus lugares, esperando el tan anhelado “habemus papam”, mientras ese hombre no se inmutó y siguió postrado de rodillas en profunda oración, misma que fue discretamente interrumpida por la pregunta del periodista inglés.
John tenía en mente realizar una seria investigación acerca de los motivos que impulsan a una cada vez más decreciente feligresía de católicos a creer en pleno siglo XXI en dogmas que, por supuesto él no compartía.
En tiempos en donde las TIC daban conocimiento, luz, comunicación, además de la cresta más impresionante de evolución científica y tecnológica desde finales del siglo XIX y todo el XX, como jamás centuria alguna había concebido en la historia de la humanidad.
Esto posicionaba al género humano mucho más allá de las expectativas imaginadas apenas hace 150 años; desde la invención de la bombilla eléctrica y los trenes de vapor, pasando por el hombre que puso pie en la luna, acortó distancias con vuelos supersónicos, transformó los medios a través de la triple “W” revolucionando toda la información y comunicación humana a través de internet , dio un salto cuántico en el conocimiento genético con el desvelamiento del ADN, realizó trasplantes humanos de órganos que jamás se imaginaron siquiera, la revolución electrónica, la mecatrónica, los robots, las supercomputadoras, los smartphones y hasta clonar desde un CD hasta un ser vivo… ¡un ser vivo!. De igual manera los aceleradores de partículas y la teoría del Big Bang echaban por tierra los 7 días de la creación por un Dios en el cual cada vez menos se cree. Así que…¿nos encontraríamos ante el umbral del aparentemente profetizado y descrito “Superhombre” de F. Nietzche?
Ciertamente con todos estos acontecimientos y avances de la humanidad, la fe, como tal, había disminuido considerablemente al grado de convertir otrora edificios eclesiásticos, en recintos destinados a otros fines como bibliotecas públicas, museos o simplemente oficinas burocráticas como es el caso de muchos países europeos.
John no quiso dejar de entrevistarlo, algo le decía que aquél, a todas luces extraño personaje de vestiduras contrastantes con las prendas de los demás fieles que esperaban el anuncio del sucesor de Pedro en ese lluvioso día. Todos con la esperanza y alegría de ver salir en cualquier momento el humo blanco de la chimenea que anunciaría la decisión del Espíritu Santo, transmitida a los miembros del Cónclave conformado por los cardenales de todo el mundo católico para dar a conocer la designación del siguiente pastor de la Iglesia Universal.
Su intuición le decía, que ese hombre le daría material interesante para su estudio. No importaba que se mojara junto a él, seguro iba a conseguir una opinión poco común entre la gente que había encuestado y cuyas respuestas y postura ante la existencia de Dios, no variaban en prácticamente nada. Los que aún guardaban la fe en “algo” o alguien llamado Dios, concurrían en prácticamente las mismas respuestas, así que investigando el paradigma y misterio de la existencia de Dios, John se había encontrado con la mención de un personaje de ficción en el que ya ni los niños creen y él mismo había olvidado; Satanás.
-No existe el demonio, ¿quién va a creer en ésas patrañas? Todos los males del mundo son provocados por el hombre mismo, por su avaricia, por su soberbia, por el ansia de poder pero; de eso a que el demonio exista realmente, ¿no le parece una concepción medieval, pasada de moda e inventada precisamente por la Iglesia Católica para enajenar a sus seguidores de aquélla época obscurantista, a fin de tener cautivos a sus fieles y manejar sus vidas a como les plazca?
-El hombre ha sido presa de Lucifer sin siquiera percibirlo, unos por indolentes, otros por ignorantes y muchísimos más que a sabiendas de la existencia del ángel caído, han entregado su alma de manera voluntaria y consciente a la serpiente, incluyendo apóstoles de la Iglesia Católica, quienes desde dentro de esas paredes, están facilitando que se cumplan las profecías bíblicas a pesar de las cuantiosas advertencias de nuestra Venturosa Madre. Seguimos ciegos, sordos y mudos ante lo, sin duda visible: La gran guerra celestial donde el campo de batalla es ya la propia tierra que pisamos y la lucha se cierne sobre la conquista del alma de todos y cada uno de nosotros.-. Respondió el fraile sin dejar su postura meditativa, sin levantar la cabeza cubierta con la desgastada capucha de fibra de maguey y que formaba parte del escapulario de la vestimenta del clérigo franciscano.
Ante esas palabras, John se remontó hasta su niñez, cuando recibió el sacramento del bautismo. Hijo de padre ruso y madre inglesa, habiendo nacido más de medio siglo atrás en tierras de la eterna neblina. Recordó cómo los dogmas habían cambiado sustancialmente desde el Concilio Vaticano II. Las misas eran celebradas en latín, con el sacerdote de espalda a la asamblea, como un miembro más, distinguido claro está, por el sacramento del sacerdocio y a pesar de ello, con la misma investidura de alma pecadora de un hombre de carne y hueso como los demás, pero con su vida consagrada a dar testimonio de la palabra de Jesús con sus propios actos y la difusión de los sacramentos.
El ecumenismo y laicidad –recordó-, fueron los cambios, entre otros no aceptados por el famoso arzobispo francés Marcial Lefebvre, fundador de la Hermandad sacerdotal San Pío X. Y así, fue remembrando ese tiempo de infante cuando la investidura sacerdotal era quizá más respetada aún que cualquier otra de orden civil o militar entre, principalmente comunidades provincianas de todo el mundo católico.
“Un sacerdote, todavía hace unas cuantas décadas, era para su comunidad mucho más que una autoridad eclesiástica. Era visto como Jesús lo ordenó a sus doce discípulos primarios, un pastor de sus ovejas, un hombre que no titubeaba ante la catequesis y los cánones de la tradición de los apóstoles. Y la feligresía respetaba y procuraba seguir cabalmente sus enseñanzas. La palabra de Dios es única y universal para todos los tiempos y todos los hombres. ” –Pensó para sí-.
Ciertamente, desde sus abuelos, se le mencionaba frecuentemente la acción del demonio en la vida cotidiana del ser humano, básicamente por medio de la tentación. Recordó cómo oraban en familia, de rodillas y meditando el Santo Rosario. Los valores transmitidos en su época de niño y gran parte de su juventud, se habían desvirtuado. É l mismo era en carne propia, testigo de la “evolución” de la iglesia. Sin embargo, sin darse cuenta -como lo decía aquél hombre que seguía postrado de rodillas-, poco a poco fue distanciándose de la iglesia. A raíz de la separación de sus padres -siendo él aún un adolescente-, no había quién le consignara sus actos y devoción en la fe católica, así que…tras de sus estudios en comunicación, de sus propias experiencias de vida, de la apostasía que visiblemente fue ganando terreno a finales del siglo XX y ciernes del XXI, optó por no reconocerse católico ni seguidor de religión alguna siendo aún muy joven -15 años de edad cuando más-.
-¿De qué guerra celestial me habla, si la que veo es palpable en las armas y desavenencias entre naciones?
- Es el hombre quien las acciona, pero a través de la persuasión del demonio- Contestó.
-¿Y dónde está Dios entonces? Replicó John presintiendo que el monje daba pie con sus propios argumentos a la inexistencia del Todo Poderoso.
-En tu libertad de hacer y deshacer, de creer o no creer, de amar u odiar, de compadecerte o condenar, pero finalmente respetando tu decisión de hacerte de lado de Él o del demonio. Dios está donde lo abandonaste por última vez, esperando, observando cuidadosa y amorosamente a que vuelvas tu corazón de nuevo hacia Él. Porque tal vez tú lo abandonaste, más Él siempre está ahí…esperando a que lo reconozcas como tu único salvador en una vida efímera, llena de pruebas en su misterio de la iniquidad. Nunca dándote la espalda, jamás abandonándote ni mucho menos reprimiendo tu libre albedrío.
“Libertad”. A John se le vino a la mente el recuerdo de su catequesis primaria en donde se hablaba que el hombre no era una marioneta de la cual Dios, como creador de cielo y tierra, jalaba los hilos de la vida de nadie. El Amor y la Libertad eran los distintivos de ese Dios en el cual había dejado de creer.
Pero, ¿entonces?, ¿en qué momento o bajo qué circunstancias se había convertido en un apóstata? Ciertamente ya en edad adulta habían influido poderosamente en él, la cantidad de escándalos al descubierto de los sacerdotes pederastas y las oscuras relaciones del Vaticano con poderes fácticos en el mundo entero. Así que ni tardo ni perezoso quiso poner a prueba, si no la fe, sí la congruencia con la justicia de ese monje al revelarle algunas de las causas mencionadas con antelación, y legitimara de alguna manera su postura ante la Iglesia Católica y que reflejaba la de millones de almas en el planeta.
-En plena libertad, tú y no Dios, elegiste el camino del juicio racional humano antes del Divino como lo hacemos día a día los hombres-. Fue la respuesta del postrado, ante la argumentación de John para alejarse de la Iglesia Católica. -¿Tienes acaso idea alguna de la severidad con la que Dios castigará a sus ministros eclesiásticos si mueren con esos crímenes sin depurar? Si no la tienes, ¿Por qué juzgas? ¿No te debería preocupar antes, cómo será el enfrentamiento de tu propio juicio Divino? ¿Por qué no oras por la salvación de esas almas? ¿Por qué no oras por todos los sacerdotes del mundo? ¿Por qué no te compadeces de todos aquéllos que sufren sin saber que la fuente de su sufrimiento es la ausencia de Dios en sus vidas? Te alejaste de la Religión Católica porque, como la inmensa mayoría de los que se dicen católicos, no la conoces. Si la conocieras, la amarías y jamás te hubieras alejado de ella.
Comenzó a arreciar la tormenta y con ello aún más la dispersión de la gente que se encontraba al centro de la plaza, dirigiéndose hacia las columnatas de Bernini para guarecerse de la ya muy fuerte tormenta, ahora arreciada con granizo. La mayoría de los fieles provistos con grandes paraguas, otros sin ellos, pero dispuestos a permanecer en ese lugar hasta que se anunciara el nombre del nuevo portador del anillo del pescador.
Los ahí presentes, a lo lejos miraban curiosos aunque sin escuchar, el coloquio entre esos dos contrastantes personajes; uno de ellos, salido de un cuento medioeval y el otro, representando al hombre de la actualidad con elegante vestimenta cubierta por una gabardina Hugo Boss, mientras el postrado ni calzado portaba.
Una mujer, tuvo compasión por el hombre arrodillado y se acercó a ellos para cubrir con su vasto paraguas al monje, permaneciendo de pie al lado contrario donde se encontraba John, en una actitud típica de la mujer de todos los tiempos. La mujer -prácticamente en su generalidad-, es compasiva, empática, afectiva, sensible ante el dolor ajeno y la injusticia, tomando acción y no dejando lugar a dudas su determinación ante las vicisitudes de la vida cotidiana, ayudando al prójimo cada que se necesite.
Agradeciendo el gesto de la mujer con una bondadosa sonrisa, continuó el miembro de la orden franciscana. Ella correspondió con una reverencia y sin ser su intención, pasó a escuchar la charla sostenida por esas dos personas.
-Hemos hecho de Dios un buffet, en donde cada quién, a su conveniencia toma o deja lo que más le guste o le disguste. Lo bueno y lo malo es relativo en este tiempo de enorme degradación; los valores han sido sustituidos por los anti-valores. El odio, la ira, la frustración, la tristeza, la depresión, el prejuicio…han desplazado en la inmensa población mundial, al amor, la paz, el aprendizaje positivo de nuestros errores, la alegría, la fortaleza espiritual y la caridad. La depravación, la guerra, los crímenes, el aborto, el hambre, la injusticia, la impunidad, la corrupción…han llegado a desbordar la copa como lo anunció nuestra Señora de Fátima y Garabandal.
Hemos hecho de la religión un gran pastel del cual cada quien toma la rebanada que más le guste y le siente bien. Es por ello que el brazo justiciero de Jesús está a punto de caer sobre la humanidad y parece que nadie se da cuenta de ello. Para todos aquéllos que se preguntan como tú, ¿Dónde está Dios?...muy pronto lo sabrán al enfrentar su propia muerte, no necesariamente viviendo la gran tribulación anunciada en las escrituras. Afortunadamente y gracias al infinito amor de Dios por todos nosotros, sus hijos; primero dejará sentir su Misericordia antes que su Justicia. Así que, nuevamente te digo hermano que no hay que parar de orar y acercarnos a Él antes que sea tarde.
Nuevamente John reflexionó por un instante las palabras de aquél hombre que reflejaba en su rostro una inmensa paz, bondad y amor.
Efectivamente, siendo un informado periodista, daba cuenta de muchas maneras del estado de colapso inminente en el cual se encontraba el planeta entero. La economía, la salud, el empleo, la distribución de la riqueza y los gobiernos mundiales habían sido permeados prácticamente en su totalidad por la corrupción. Los movimientos sociales cada vez más tomaban acción –sin resultados torales- ante la injusticia y degradación del hombre por el hombre, y el propio planeta, indudablemente había entrado al cambio climático sin vuelta atrás, producto de la depredación del mundo “civilizado”.
-Pero, la historia de la humanidad siempre ha sido así, cíclica en el nacimiento, cumbre, degradación y caída de imperios ¿O no? Luego entonces, ¿porqué tan fatalistas sus palabras? –John preguntó-.
-Te equivocas hermano-. Nuevamente intervino el humildemente ataviado. Nunca en toda la historia se han dado condiciones semejantes. La degradación del ser humano ha llegado a su límite y no será suficiente con la acción racional del hombre para revertir lo que a todas luces es irreversible por esa vía. Solamente apelando a la Misericordia Divina, tenemos esperanza. Todo lo malo que se ve en el planeta, es resultado de la acción demoníaca que penetró el corazón del hombre. No será suficiente la buena voluntad y acción de aquéllos pocos que verdaderamente la tienen.
La compasiva mujer, que con lo escuchado tenía suficiente para comprender el contexto de la plática de aquellos hombres, tomó la palabra y dijo:
-Es verdad lo que dice. Me aterra lo que está sucediendo. Soy una mujer formada en la fe cristiana y católica desde que nací, y quiero saber qué puedo hacer por mis hijos, por los hijos de mis hijos y por todos mis hermanos del planeta entero sin importar raza, religión ni creencias.
-Puedes comenzar orando conmigo. Invitó el monje a la mujer, que sin titubear, se arrodilló junto a él.
John tenía muchas más preguntas, muchas más dudas. No tenía el convencimiento pleno de lo escuchado, particularmente en lo relacionado a la acción demoníaca en el planeta. Sin embargo, ese monje, comenzaba a escudriñar lo más profundo de las inquietudes de su alma. Ya no era tanto el interés de un proyecto periodístico lo que le tenía bajo la lluvia. Esas inquietudes, de facto le brotaron en esos minutos de charla con el monje, dudas que según él, ya no albergaba, pero ante el rostro, la postura y las palabras de ese hombre, algo o tal vez mucho, comenzaron a mover en su consciencia, así que…
CONTINUARÁ.
Nota. La fotografía aquí presentada, es de dominio público y pertenece a un monje franciscano de nombre Massimo de Asís, quien fue grabado a principios de 2013, precisamente en la plaza de la basílica de San Pedro en Roma, quien no tiene nada que ver en la relatoría de ésta historia, más sí como fuente de inspiración para el suscrito, quien respeta toda creencia y dogma de fe, tanto como la suya misma.
AAHMO.

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