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miércoles, 2 de diciembre de 2015

EL SALVADOR QUE NO FUE


“El Salvador que no lo fue”
Ésta es la frase de la portada principal del semanario neoyorkino “Newsweek” que pareciera la contrapartida del “Time Magazine” que hace apenas dos años describía también en su portada, y presentaba la imagen de un EPN “Saving México” en pose que el mismísimo Napoleón Bonaparte le envidiaría y Vladimir Putin se la copió seguramente.
Hablar de política me asquea, pero soy un zoon politikón como todos, así que por más que quisiera evadir la mirada y el entendimiento hacia lo que me rodea y quienes me rodean, no sería más que una actitud nefasta.
Y continuando hablando en ése termino de nefastos, a riesgo de que me “entorilen” como lo quieren hacer los amos y señores de la política en México para todo aquél que “hable mal” de ellos, EPN persiste en hablar de un país que no conocemos, cuando menos los que no pertenecemos a las 20 familias más ricas de la nación.
Ahora en el mensaje de “celebración” de sus tres años de gobierno, EPN nos pinta que “mejores tiempos vendrán” al estilo de la cantante veracruzana Yuri y agradece el apoyo de un pueblo que sólo existe en su imaginación y la de sus compadres, así como también “reconoce” la crítica que lo “hace trabajar más duro”. Sí, seguramente para espiar, perseguir, acosar y acabar con aquéllos periodistas que lo critican y que hacen que sea más afanoso en sus quehaceres.

Además se atreve a decir que la economía global mejorará en el ya a la puerta 2016, insultando la inteligencia de los mexicanos que sabemos leer y que también sabemos que el próximo año, será más duro en términos económicos (y otros peores) subiendo las tasas de interés y con poca o nula esperanza de que el oro negro retome los caminos de apreciación en el mundo.
“No me molesta que me digas ignorante, sino la ignorante forma en que me lo dices” le contestaría al mandatario supremo del país. Invitándolo a que se dé una vueltecita por cualquier estado de la república, que ya no tiene sano a ninguno y, como lo “hizo” en sus anuncios de campaña, se invite o lo inviten a las casas de cualquier mexicano de la clase que quiera, menos los ya mencionados, para que le respondan a los argumentoides mensajes televisivos que manda al pueblo.

Me encantaría ver en un franco diálogo, al “presidente de todos ustedes” como diría Brozo, preguntando y recibiendo respuestas que conciernen al bienestar de una familia, comenzando con el saludo por supuesto:
“¿Cómo están?”...
Iba a elaborar una lista de esas supuestas preguntas, pero la neta, con el saludo me quedo, pues es más que suficiente, al menos para mí, a fin de responder un sinnúmero de ítems respecto al bienestar del pueblo de México, después de tres años de su gobierno, que indudablemente pasará a la historia (de seguir en esa línea y dudo que cambie) como el más, insisto NEFASTO -que causa desgracia o va acompañado de ella –, de acuerdo a la definición del adjetivo.
No soy analista económico ni necesito serlo; cualquier mexicano lo puede ser cuando se mete la mano a la bolsa y se pregunta angustiado -al sentirlo vacío-, cómo sufragará los gastos de su familia a escasos días de habérsele pagado su quincena y eso, si es afortunado y tiene trabajo.
Así que, como ven, no se necesita ser analista financiero, fiscal, político, social o cualquier otra especialidad que nos de la claridad del México REAL en el que vivimos.
Aquí, ciertamente cabe el adagio y estilo empresarial con el que se medía la rentabilidad de cualquier pequeño negocio del siglo pasado; “Si traigo dinero en la bolsa, es que todo marcha bien”.
El fin de semana pasado vi una película de la llamada Época de Oro del Cine Mexicano; “Maldita Ciudad” (1954) con la magistral actuación de Fernando Soler, como magistral es la forma en que nos describe esa película que el país que conocemos, es y ha sido así, cuando menos desde el año en que fue filmada y hasta nuestros días. ¿La diferencia?, que en aquéllos años no existían las TIC´s que hoy por hoy nos permiten ver de manera instantánea una fotografía de todo cuanto acontece en México y el mundo.
La corrupción ha sido el estigma social y político del siglo XX y ahora recrudecida en el XXI en nuestro país. Para qué citar cifras de la OCDE, Transparencia Internacional, Human Rights o cualquier otra entidad nacional o internacional si, ante nuestros ojos vemos lo que es día a día el oprobioso estado en que vive toda una nación.
¿Posibilidades de cambio y/o evolución? No las veo mientras no exista en la clase política, social y empresarial, alguien que sea, no un santo, más sí un hombre/mujer de convicciones y valores que junto a un sector de la sociedad, igualmente persiga afanosamente ser mejores en todos los sentidos. Finalmente un gobierno, es el espejo en el que se refleja su sociedad, aunque nos duela admitirlo y por supuesto que con las excepciones que siempre existirán ante toda regla.

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